Miel de Bosque

Las encinas (Quercus ilex) son árboles de hojas siempre verdes, frondosos, a veces crecen con forma de arbusto. De copa redondeada, tronco recto y grueso, corteza casi lisa pero con placas en los ejemplares adultos. Sus hojas son duras, más o menos elípticas, con dientes espaciados en el borde, de 3 a 7 cm. Son los árboles más adaptados a las condiciones climáticas de la España mediterránea, en la que crecen desde el nivel del mar hasta los 1.100 m. Pero siempre hay variaciones, y así encontraremos encinas en zonas más secas y también en las que tienen un poco más humedad. Cuando la humedad del clima es un poco más alta de lo normal, en barrancos frescos y similares, crece otra planta muy próxima, el alcornoque (Quercus suber).

Las encinas forman bosques compactos, con varios estratos de arbustos, uno más alto y otro más bajo, de jarales, tomillares…, y un estrato herbáceo generalmente pobre. Frecuentemente se podan y entresacan para adehesarlas y utilizar estos bosques para mantener ganado.

Florece en primavera, con abundante polen en sus flores masculinas. Las flores femeninas son poco vistosas.

A partir de mediados de agosto las encinas y alcornoques de esas zonas más húmedas tienen una gran producción de savia rica en azúcares, debido a las buenas condiciones de luz solar y agua. Esta producción aumenta considerablemente si hay alguna lluvia o condensación de la humedad nocturna que aporten más agua a las plantas. En estas condiciones la presión de la savia es muy alta y las plantas la expulsan por las salidas posibles, perforaciones de picadas de pulgones, poros, y rompiendo los vasos más “a flor de piel”, que son los de la base del capuchón de las bellotas que alimentan a estas para que crezcan.

Las abejas recolectan esta savia azucarada si tiene la densidad adecuada; no si no hay suficiente humedad y es espesa, y elaboran con ella una miel muy oscura que los apicultores llaman “mela”, “melada” o “mielada”.

En Málaga este aporte a la colmena coincide con otros florales que las abejas también recogen, mezclándose en los panales. El resultado es lo que se conoce como “mieles de bosque”, ya que tiene una aportación muy importante del bosque mediterráneo de alcornoques y encinas.

La corteza de encina se ha utilizado como astringente, contra las hemorroides, fisuras, para lavar llagas, mitigar irritaciones y contra las diarreas.

Las encinas han tenido un sentido mágico en numerosas culturas, se consideraba eran la morada de hadas, que favorecía los embarazos si las mujeres se abrazaban a ellas, y los hombres santos eran enterrados a sus pies. Las vírgenes de Fátima y Begoña se aparecieron a los pies de una encina. García Jiménez, Rey de Navarra, fundó en 722 la Orden de la Encina, cuyos caballeros llevaban un medallón de oro con la imagen de este árbol y una cruz.