La producción de miel en Málaga ha experimentado una significativa disminución, alcanzando solo el 50% de una cosecha habitual.
Este descenso se atribuye principalmente a la sequía y a las elevadas temperaturas registradas durante el verano, que han afectado negativamente a la floración y, por ende, a la actividad de las abejas. Además, la presencia de la varroa, un ácaro que parasita a las abejas, ha contribuido a la reducción de la producción. Esta situación preocupa a los apicultores malagueños, quienes enfrentan desafíos para mantener la rentabilidad de sus explotaciones y garantizar la calidad de la miel producida en la región.